El fútbol que no me gusta
Hay muchas formas de entender el fútbol. Todos tenemos la nuestra, yo no soy la excepción. Sin embargo, hoy voy a hablar del fútbol que no me gusta, de esos futbolistas a los que sólo deseas que les quiten la licencia, los encierren en una mazmorra alejada del mundanal ruido y no vuelvan a salir.
No me gusta el fútbol violento; en muchas ocasiones se confunden la agresividad con la violencia, el ir al cruce con hacer la tijera, el hacer una falta táctica con una entrada criminal. Mientras escribo esto pienso en Luís Enrique, Arango, Cech, Manuel Pablo, Juninho, Oliveira y tantos jugadores lesionados de gravedad por mulos que no saben cómo hay que jugar o personajes burdos que creen que la agresión es un camino hacia la victoria. Sí me gusta el fútbol contundente. Sí me gusta un central expeditivo, véanse Cannavaro, Thuram, Puyol; no soporto a un central burro, véanse Materazzi, Javi Navarro y otros más.
No me gusta el fútbol que no es fútbol; no me gusta que un jugador finja una lesión para parar un contragolpe, pero tampoco me gusta que el equipo contrario no lance la pelota fuera. No me gusta que se pierda el tiempo con cambios pero no concibo que un árbitro pueda amonestar a un jugador por ello. No me gusta que los porteros tarden 3 minutos en efectuar el saque de puerta. Pero no me gusta porque eso no es fútbol.
El Fútbol que a mí me gusta es ese que vimos el martes pasado; emocionante, brusco, duro, un partido de poder a poder, entre quizá los dos equipos más potentes de Europa. Ese partido que ha dejado al vigente campeón de la Champions con la necesitad de conseguir seis de seis puntos para seguir adelante en dicha competición. Ese fútbol en el que el equipo defensivo a priori quita al lateral derecho para meter a un delantero centro como Kalou. Para mostrar al mundo que no es equipo defensivo. Que puede remontarle un partido al mismísimo campeón de Europa.
El Fútbol que a mí me gusta es ese en que la selección más defensiva a priori acaba la semifinal del mundial jugando con Del Piero, Iaquinta, Gilardino y Pirlo en la prórroga. El Fútbol que a mí me gusta es el fútbol de garra, el fútbol del puedo porque quiero, el fútbol del pequeño que se come al grande, lo encierra en su campo y remonta el partido en los últimos minutos.
El Fútbol que a mí me gusta es ese en que Alfonso Pérez le marca dos goles en sesenta segundos a la extinta selección yugoeslava. Esa elástica de salón que Ronaldinho le hizo a Cuartero. Esa volea de Zidane para darle al Madrid la novena Copa de Europa. Esa vaselina del "Kun" Agüero en el último minuto del derbi madrileño. Esos melones que baja Drogba para revolverse y enchufarlos. Esa jugada de Maradona por la banda que dejó tirados hasta a los fotógrafos ingleses. Ese gol imposible que Ronaldo le marcó al Compostela. Ese regate al portero sin rozar el balón de Pelé. Ese lanzamiento de falta de Milinco Pantic que le valió un busto en el Calderón para siempre.
En definitiva, me gusta el fútbol. Y estoy en contra del anti-fútbol. Por eso concluyo con esto: si la UEFA sanciona a Barça y Chelsea por el mejor partido de la temporada una cosa tendré clara. A la UEFA no le gusta el mismo fútbol que a mí. Y por supuesto, están equivocados.